“El cine, desde sus inicios, se lució como una potente herramienta la cual, por medio de sus relatos, podía construir imaginarios colectivos. Hoy en día el poder de la imagen es innegable. En muchos casos el cine ha sido una verdadera ventana al resto del mundo, a otras culturas, a otros universos, a otras formas de vida, y según los contextos históricos y personales de algunos privilegiados que generan contenidos es que se ha visto influenciada o desvirtuada esa representación de la realidad. Muchos de esos discursos son creados desde una óptica ajena, sesgada y llena de prejuicios, opacando el lente de otras y otres. Bajo estos preceptos es que por mucho tiempo se ha cimentado, en los anales del cine, una historia injusta con el rol de la mujer y las diversidades, y a su vez creando modelos que mucho ha costado sacar de nuestro constructo social y que tanto han afectado a la visión que se tiene sobre nosotras y nosotres, pero también para la visión que se tiene de los hombres en nuestra sociedad”.